El Dr. Redmond Burke, jefe de cirugía cardiovascular pediátrica del Nicklaus Children’s Hospital de Miami, dedica su cerebro y sus manos para reparar los pequeños corazones de sus pacientes. Burke realiza operaciones muy complejas y a menudo es la última opción para niños que han agotado todas las posibilidades. Ahora cuenta con un nuevo aliado para afrontar la tarea compleja, pero también muy manual, de reconstruir este órgano vital: la impresión 3D.
En los pacientes con problemas cardiacos poco frecuentes, Burke debe planificar los procedimientos basándose en la anatomía y en el estado del niño. En el caso de Mia González, esto suponía dividir un doble arco aórtico, un defecto estructural que consiste en un anillo vascular completo que envuelve la tráquea o el esófago. Este anillo limita el flujo de aire y provoca tos e infecciones respiratorias frecuentes. Hasta que llegó al Nicklaus Children's Hospital, Mia había pasado sus cuatro años de vida entrando y saliendo de hospitales, con dificultad respiratoria y problemas de deglución, y un diagnóstico erróneo de asma.